El colegio Port de Xàbia continua inmerso en su especial proyecto educativo CuinnovArt en el que convergen la gastronomía de proximidad y el arte urbano como estímulo en el aprendizaje de los niños y niñas. Una apuesta personal que ha revolucionado el centro y que consolida la necesidad de incorporar en la planificación escolar rutinas experienciales para un mayor desarrollo intelectual y creativo de las edades más tempranas.
Tras la intervención muralista que, ahora, corona la parte norte del patio y que fue confeccionada por el artista Larouch y el alumnado más mayor del centro; los niños y niñas de quinto y sexto de Primaria han vuelto a la carga para transformar la apariencia del comedor del colegio. No son meras paredes en blanco. Son lienzos con los que motivar, incentivar y romper con la imagen de que ir al cole es aburrido y pesado. En esta ocasión, no hay botes de spray de colores ni plantillas que marquen el dibujo; sólo hay cintas adhesivas fluorescentes.
Así es como trabaja el colectivo TAV (Tape Art València) formado por Álvaro Navarro, Nadia Montero y José Miguel Piquer. Su estilo se caracteriza por el impacto visual, los colores neón y las formas geométricas. Son pioneros en España en esta forma de creación y eso les ha llevado a participar en museos, muestras e incluso trabajar con grandes empresas como Adidas. Aunque siempre hay cabida para la improvisación, sus diseños no son nada arbitrarios. A la hora de crear, el grupo realiza un estudio digital del espacio en el que va a intervenir para, luego, trasladar la composición a las posibilidades que ofrecen las cintas. Su arte es efímero y cambiante: Puede ser arrancadas en cualquier momento, despegarse o incluso reconducirse creando un nuevo trazo.
Los niños y niñas no se enfrentan por primera vez al tape. Hace unas semanas conocieron el diseño que plasmarían y han estado trabajando sus formas y la técnica con cintas más corrientes. “¡Voy a cumplir mi sueño de subirme a una mesa del comedor!” grita uno de los pequeños artistas a la hora de comenzar. El mural es de casi 20 metros de largo. Es alto y las mesas tienen la base suficiente para subir con seguridad. No hay trazos marcados en las paredes, pero eso no parece importar. Trabajan por secciones guiados por los artífices del proyecto y los docentes del centro.
Al igual que ya sucedió con el mural confeccionado en el exterior, la temática vuelve a girar en torno a la gastronomía. Su narrativa se centra en la importancia de la alimentación saludable y de la Agricultura y la Pesca como motores económicos tradicionales del municipio. Habla del proyecto Blat a La Marina que busca recuperar el pasado agrícola de la comarca a través de la siembra y la producción del trigo. También muestra el valor frutícola de la zona, del producto pesquero y recuerda la importancia de la posidonia como elemento regenerador del oxígeno y de la vida marina.
La actividad vuelve a realizarse en inglés. Cada uno de los grupos de alumnos y alumnas ha confeccionado, previamente, un cuestionario que formular a los responsables del colectivo TAV para conocer su trayectoria, referentes artísticos y forma de trabajar. Una vez más, los pequeños artistas demuestran su fluidez y el poco miedo que le tienen a un idioma que a tanto aterra a los adultos. Parece que las cosas están cambiado e iniciativas tan transversales como ésta, que tocan tantos palos educativos, lo demuestran.
1 abril, 2022Por: Alvaro Monfort